UN FUTURO PROMISORIO PARA EL URABÁ Y LA ZONA COSTANERA DE CÓRDOBA
Por: Marcos Daniel Pineda García
Sigo recorriendo los municipios de Córdoba y el Urabá antioqueño y cada vez me enamoro más de estas tierras llenas de tantas riquezas naturales y un potencial productivo, que representan grandes posibilidades hacia el futuro.
En su libro, Creación y organización del departamento de Córdoba (1956), Remberto Burgos Puche dice que Córdoba tiene que mirar al mar si quiere proyectarse al futuro, y ya para esa época, afirmaba que se necesitaba una vía que comunicara a Montería con Cristo Rey. Han pasado 65 años de esa gran visión y desafortunadamente, la zona costanera sigue siendo la espalda de Córdoba, y el Urabá, el patio trasero de Antioquia, pese a que tener costa es una bendición para cualquier departamento o país.
Antioquia ha empezado a ver el mar como una oportunidad, y ya se habla no solo de uno sino de tres puertos marítimos que se están gestando en el Golfo de Urabá: Puerto Antioquia y Puerto Pisisí, en Turbo y Darien International Port, en Necoclí. Mientras tanto, en Córdoba han fracasado todos los intentos de materializar el primero.
Entre los resultados positivos del actual Gobierno nacional, el Pacto Territorial del Golfo de Morrosquillo, merece todo el reconocimiento: logró beneficiar cinco municipios de Córdoba y cinco de Sucre, con un plan de inversión superior a los dos billones de pesos; ¡nunca antes en la historia, estos municipios habían visto tanta plata junta! Sin duda, el trabajo interinstitucional de varios ministerios y entidades del orden nacional, una vez ejecutado, dará a esta importante región un impulso significativo en el corto plazo.
Con este mismo enfoque y tal vez con matices distintos, se hace necesario y urgente que en Colombia se comience a liderar un pacto territorial para el Golfo de Urabá y la zona costanera de Córdoba, desde Acandí en el Chocó, incluyendo todos los municipios del Urabá antioqueño y los de la zona costanera de Córdoba.
Solo así se podría saldar la deuda histórica que tiene el país con ambas regiones y promover el desarrollo productivo y agroindustrial, avanzar en infraestructura, vías terciarias, agua potable y saneamiento básico; sacar adelante las iniciativas portuarias y turísticas, mejorar los indicadores sociales en salud y educación, proteger las áreas marinas y costeras, sacar adelante proyectos verdes como los del carbono azul en los bosques de manglar, y muchas otras iniciativas, que al final, se traducirían en bienestar y oportunidades de empleo para sus habitantes.
El Urabá y la zona costanera cordobesa, claman atención prioritaria. Un pacto territorial permitiría hacer realidad el sueño de un gran paquete de inversiones públicas e incluso, apalancada con cooperación internacional, podría ser la solución esperada durante décadas en estos municipios costaneros, en los que las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) están por encima de la media nacional, pero que paradójicamente tienen un potencial inmenso para llegar a un futuro promisorio. ¡Pensemos en grande!