UN NUEVO RETO
Por: MARCOS DANIEL PINEDA GARCÍA.
Mañana 13 de diciembre, inicia formalmente la campaña electoral en Colombia, para elegir un nuevo Congreso de la República, el próximo 13 de marzo de 2022.
Aunque muchos podrían dar por hecho mi decisión de ser candidato al Senado, les confieso que siempre tuve dudas de aspirar a un cargo en la rama legislativa, toda vez que he venido haciendo mi carrera pública en el ejecutivo durante doce años, en los cuales he tenido la oportunidad de ocupar cargos que me han permitido trabajar en proyectos de desarrollo territorial, tanto en el Ministerio del Interior, donde me desempeñé como Director de Asuntos Políticos, como en mis dos períodos como alcalde de mi ciudad, Montería, siendo este el mayor honor que he tenido en la vida.
Pero creo que cuando coinciden la formación integral para ejercer una carrera pública, la convicción de trabajar con vocación de servicio y los deseos de cambiar al país, no importa cuál sea la posición que se ocupe, siempre y cuando se den verdaderos resultados. Soy un convencido que el próximo Congreso de la República tendrá la inmensa responsabilidad de liderar las grandes reformas estructurales que el país necesita y exige, como al acceso a la educación superior, al sistema de salud, a la justicia, legalización y acceso a la tierra, un país que le dé la cara al campo, con iniciativas que generen más desarrollo productivo y ofrezcan oportunidades a los jóvenes, y sobre todo, un Congreso que trabaje por las regiones de Colombia.
Todo esto me motivó a presentar mi nombre a consideración de los colombianos, con la ilusión de ocupar una curul en el Senado de la República y desde allí, poner al servicio del país mi experiencia y preparación, para poder liderar iniciativas, proyectos de ley, acciones y gestiones, que permitan el desarrollo de los territorios del país.
Más allá de las funciones constitucionales que tiene un congresista, de legislar y hacer control político, si la oportunidad se me brinda, quiero ser gestor del desarrollo local y defensor a ultranza de la descentralización de Colombia; quiero ser un senador de las regiones, que conozca y entienda las necesidades del país y las pueda sintonizar con las políticas, planes y acciones del Gobierno nacional, para que lleguen traducidas a las regiones en mejoramiento de calidad de vida y de oportunidades para las personas que más lo requieren. El éxito de un país es entender que cada región es diferente y por lo tanto, se debe atender con un enfoque territorial específico.
Cuando me preguntan cuál fue mi mayor logro como alcalde, en los diferentes escenarios a los que he sido invitado a compartir la experiencia de Montería como modelo de buen gobierno, no dudo en responder que más allá de las obras y los indicadores sociales de nuestra gestión, lo más importante de mi paso por este cargo es haber sido un alcalde más de calle que de oficina, más de territorio que de escritorio, que siempre estaba dispuesto a ir, escuchar y abrir espacios de participación ciudadana, para trabajar de la mano con la comunidad.
Por eso, tengo el compromiso de ser un senador de cara a la ciudadanía, que visite los barrios y las veredas, que escuche a la gente, desde los gremios más importantes de la producción hasta a las asociaciones más pequeñas de campesinos, un senador que esté dispuesto a tender puentes, abrir puertas, desenredar nudos y hacer la gestión, para que las regiones tengan en mí una esquina política, como el buen boxeador, y poder llevar resultados a las comunidades.
La vida pública me ha dado grandes retos. Les confieso que cuando aspiré a la alcaldía de Montería por primera vez, amigos cercanos decían que si ganaba, me iba a quemar, por los fracasos de muchos de los que habían ocupado el cargo, y logramos hacer una alcaldía que partió en dos la historia de la ciudad. Luego, la segunda vez que aspiré, me decían lo mismo, por aquello de que las segundas partes no son buenas, y logramos a hacer una administración incluso mejor que la primera.
Ahora, la responsabilidad es mayor. Soy consciente que estoy aspirando a una corporación desacreditada, que me exigirá llegar a hacer algo diferente. El reto hoy es doble: elegirme y destacarme, saliéndome del molde tradicional, rompiendo esquemas, para demostrarle a Colombia que sí se pueden mostrar resultados, lo mismo que ya hicimos en Montería, donde cambiamos la manera de hacer política, la política transformó una ciudad y la ciudad le cambió la vida a la gente. ¡Vamos a trabajar ahora desde el Senado, por un país que vuelva a creer!