Apuntes sobre la democracia (I)

Por Juan Francisco Socarrás Sarmiento

Esta revisión extremadamente sucinta del concepto de democracia la haré en varias partes.
Es de conocimiento masivo que, etimológicamente, la palabra democracia significa “el poder del pueblo”.
Datos históricos señalan que dicho término fue ensamblado en Atenas, ciudad-estado de la Antigua Grecia, en el siglo V a. n. e., en los tiempos de Pericles, en donde germinó el primer concepto de democracia.

Revisemos algunas opiniones memorables de filósofos y políticos sobre democracia. Antiguos pensadores como Sócrates y Platón, quienes vivieron el sistema político imperante en Atenas en la época mencionada arriba, tuvieron sus objeciones a la democracia. Ellos no la consideraban como el mejor sistema de gobierno. Platón, en su libro La República, cita a Sócrates con su ejemplo de los simples marineros que sin haber estudiado “el tiempo, las estaciones, el cielo, los astros, los vientos y todo lo relacionado con su arte”, se pelean por destituir al capitán del barco y “conseguir el timón”. El poder en manos de un pueblo ineducado es llevar la nave del estado al naufragio. El pensamiento socrático considera que los gobernantes deben ser filósofos.
Una clasificación de las formas de gobierno según Aristóteles, otro grande de la época griega, en su obra Política ubica a la monarquía y a la aristocracia por encima de la democracia.
En el siglo XVII, el inglés Thomas Hobbes en su voluminoso escrito Leviatán deja sentado que el mejor modo de gobierno posible es el Estado absolutista, es decir: aquel Estado en el que el poder político recae sobre una sola figura, el monarca.

En el reciente siglo XX, el primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, apuntó que “la democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”
En noviembre de 1863, al final de la guerra civil estadounidense, Abraham Lincoln pronunció el famoso discurso de Gettysburg donde expresó el sentido democrático del “… government of the people, by the people, for the people, …”

Es hora de preguntarnos, ¿hasta qué punto el concepto etimológico se ajusta a la realidad?
En la segunda parte seguiremos explorando la evolución del concepto democrático.

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