Hipocresía en el deporte

Por: Jairo Torres Oviedo.  Rector de Unicórdoba

Por estos días, el país vibró de emoción y alegría; todo esto, por cuenta del deporte. En esta ocasión, la medalla de plata lograda por el joven cucuteño Ángel Barajas, quien con 17 años alcanzó la gloria en los Juegos Olímpicos de París 2024 a través de una disciplina de mucha exigencia, como lo es la gimnasia olímpica; modalidad reservada para un pequeño grupo de deportistas de la élite; allí, algunos alcanzan dicha gloria, convirtiéndose en dioses o semidioses en la gimnasia; para de esa forma estar al lado de Zeus en el monte olimpo y convertidos en ejemplo para la humanidad. Precisamente, eso representa Ángel Baraja; un ejemplo para los jóvenes colombianos; quien con talento y disciplina logró superar las adversidades para cumplir sus sueños.

La medalla de plata obtenida por Ángel en los Juegos Olímpicos de París permite reflexionar sobre el deporte colombiano, históricamente centrado en el fútbol; convertido en espectáculo comercial y lucrativo, con pocos logros y alegrías. A los colombianos nos inculcaron solo fútbol y, marginalmente, otros deportes como el ciclismo; la gimnasia solo la vemos y escuchamos en las olimpiadas. Cuando nuestros deportistas participan en el certamen deportivo más importante del mundo; como los juegos olímpicos realizados cada cuatro años, encontramos que, Colombia no es solo fútbol; sino múltiples disciplinas deportivas, donde muestra la capacidad y talento en disciplinas como: boxeo, taekwondo, karate, yudo, atletismo, pesas, natación, tenis, bicicross, gimnasia, entre otros. Deportistas que han ofrecido triunfos y alegrías al deporte colombiano con poco apoyo estatal, sin políticas claras en materia deportiva, mendigando ayuda económica para representar al país.

Estos deportistas tienen algo en común; reflejan el orden social construido. Jóvenes como Ángel Baraja son testimonio de superación en medio de la exclusión y poco apoyo estatal; quienes enfrentan la adversidad con sacrificios y disciplina para alcanzar sus sueños. La medalla de plata de Ángel no es fruto de la suerte y azar; es el sacrificio, disciplina y perseverancia; un joven que creyó en sí mismo, proveniente de una familia humilde, de una madre soltera cabeza de familia; como la mayoría de las madres colombianas que entregan todo por sus hijos; un entrenador con pocos recursos apoya e inspira.

Así cosechamos los mayores triunfos en el deporte. Festejado y aplaudido de forma hipócrita por quienes tienen la responsabilidad de hacerlo y no lo hacen; de concebir el deporte como la mayor plataforma de proyección e imagen del país ante el mundo, para mostrar la identidad cultural y el talento de nuestros jóvenes. Desafortunadamente, el deporte colombiano como expresión marginal muestra y reafirma lo que somos: un país injusto e inequitativo que refleja una permanente hipocresía.

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